Fuiste, en el sueño, fuiste

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Todo parece tan simple. Anoche te vi entre mis sueños y sólo lo supe. Te vi enredarte en mis pensamientos, cansada de estar sola. Llegaste así, de un viaje inesperado y te posaste como un ave herida y temblorosa. Mi caricia te reconoció enseguida y mi mano tierna se posó sobre tu herida queriendo curarla.
Te susuré al oído la noche serena y te besé tiernamente en la frente esperando tus labios. Un abismo oscuro rodeaba nuestros cuerpos, pero la luz de nuestra cercanía era más intensa. Te abracé como si lloraras. Te apreté contra mi pecho como si te sitieras sola.
Estuve aguardando tu voz porque también quería ser rescatado. Fui un náfrago por ti, pero no me miraste. Tus ojos cerrados mantuvieron quieta la noche y en alguna parte de ese momento infinito te desvaneciste delicadamente, sin despertarme del sueño en el que también te ibas.

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